Lo sabemos, la ansiedad y la comida van compulsivamente de la mano. ¿Es hambre real o emocional? Tus emociones afectan a tu relación con la comida. ¿Cómo?
¿Acaso las personas que no pueden controlar su peso no tienen voluntad? Si sientes que tu cuerpo está fuera de tu control, y que tu imagen y las dietas ocupan el 80% de tus pensamientos, debes mirar un poco más allá y preguntarte qué esconden esos kilos.
9 consejos psicológicos para adelgazar: Las emociones nos engordan y nos adelgazan porque la relación entre lo que sentimos y lo que comemos es directa. Si desenmascaramos cuál es el problema, nuestra mente nos ayudará a adelgazar.
1. Descubre lo que esconden tus kilos
¿Es grave tener sobrepeso? Sí, si sientes que tu cuerpo está fuera de tu voluntad. Sí, si es una exigencia estética y te impones tener un peso “ideal” en tu vida “ideal”. Sí, si este problema hiere tu ego. Si este es tu caso, es el momento de preguntarse si tu malestar y tus kilos de más están escondiendo algo que no se ve en la superficie.
Hay que aprender a afrontar las emociones sin recurrir a planes de adelgazamiento que desvíen la atención. Entre dietas y comilonas muchas están sin atender, por ejemplo, la sensación de vulnerabilidad. Parecer siempre fuerte es muy difícil si no te acorazas tras los kilos…
2. No luches contra tu cuerpo
Cuando comprendas que no puedes resolver tus problemas mediante la comida, busca ayuda. Piensa que depender de la comida como única vía de gratificación no es “mejor” que pedir ayuda durante un tiempo. Tampoco puedes creer que solo necesitas fuerza de voluntad porque cuando renuncias a comer se convierte en una obsesión.
Si quieres llevar “una dieta ideal” para tener “el peso ideal”, las intenciones son muy buenas, pero los resultados son pésimos. Hay que liberarse de los grilletes de la comida. Hay que empezar a escuchar el cuerpo sin luchar contra él. Cuidarlo cuando está cansado, nutrirlo si tiene hambre y quererlo cuando necesita afecto.
3. Revisa tus carencias emocionales
Si comes sin hambre, lo más probable es que te excedas, porque estarás bajo los efectos del “hambre emocional”, que es precisamente la que no controlas. Revisa tus emociones y así reconocerás por qué tu cerebro te lleva a comer así, si necesitas bajar de peso clínica Vie et Sante, es la solucion, equipo multidiplinario experto en baja de peso ubicados en Santiago de Chile.
Y déjate guiar libremente por los deseos: ¿un plato caliente? ¿Algo ligero? ¿Dulce o salado? Permite que tu deseo quede satisfecho, regálate ese placer. Y simplemente deja de comer cuando sientas que ya es “suficiente”. Así, estarás en condiciones de reconocer tu nivel de satisfacción de hambre emocional y de hambre real.
4. Alíate con tu cerebro
Intenta hacer un cambio mental, de ti y de tu imagen. Compartir tus asuntos con tus amigos más íntimos, en lugar de compensar los problemas abalanzándote sobre las tabletas de chocolate. A veces, es la necesidad de comunicación y el afecto insatisfecho lo que nos induce a comer.
Ten presente la imagen “ideal” para ti de ti mismo, la que quieres alcanzar. La vas visualizando y así tu cerebro se convierte en un aliado y tu cuerpo querrá llegar a hacerla realidad. Poco a poco, dejarás atrás el hecho de alcanzar la satisfacción efímera a través de una comilona.
5. Quiérete más ante una comilona
Mientras haces el proceso, si caes en un banquete sin ningún control, lo último que tienes que hacer es odiarte por tu “debilidad”. Ya está hecho: disfruta ahora de los sabores, las texturas, el color y el aroma de lo que estás llevándote a la boca. Es un buen recurso para dejar de “devorar”.
Y no te avergüences, porque no has hecho nada malo. Después de la comilona, sé amable contigo misma, perdónate y en ningún caso te prives de comer al día siguiente ni te saltes comidas para compensar. Si recurres después, para castigarte, a ayunos o dietas drásticas, lo más probable es que en el momento menos pensado vuelvas a recaer en otro banquete.
6. Visualiza tu nuevo estado ideal
Come como si te sintieses delgado y hazlo a la vista de todos. Como si ya hubieras conseguido tu peso ideal, así tu cerebro ayudará a conseguirlo. Prepara algo que te guste mucho, hazlo con esmero y dedicación y siéntate tranquilo a la mesa. Cuanta más atención pongas en la preparación de la comida, más consciente harás este momento.
Y siempre sentado a la mesa. Sentarse a comer significa “decidirse” a comer: saber lo que estás haciendo, viendo lo que vas a llevarte a la boca, relacionándote de manera cercana y natural con los alimentos.
7. Mientras comes, solo come
Elimina todas las convicciones que causan “obesidad mental” reeducando tu mente. Cuanto más fácil creas que es perder peso para ti, más fácil será. Utiliza la palabra para reprogramar tu manera de pensar. Y no te entretengas viendo la televisión ni leyendo el periódico ni poniéndote música.
Es importante disfrutar de los sentidos mientras comes. Cuando comas, come. Busca un ambiente agradable y confortable y evita el estrés mientras comes.
8. Cambiar de dentro hacia fuera
Es importante que tengas muy presente el cambio que se va gestando. Y que este cambio es de dentro hacia fuera. A medida que revisas tus emociones, que tu cerebro visualiza la nueva imagen, el cuerpo la hace realidad.
Haz de esta imagen un hábito, recuérdala a lo largo del día. Verás como eres más consciente de lo que te llevas a la boca, sin engañarte.
Anímate a hacer un diario. Apunta tus sensaciones, sentimientos, deseos… Escribe y vive, en vez de “atragantarte” con lo que querrías eliminar de tu vida.
9. Nutrir la mente y el cuerpo
Cada alimento no solo nos proporciona nutrientes, también nos aporta energía, nos afecta de forma emocional y cognitiva y tiene bastante que ver con nuestras reacciones.
Una forma de tomar conciencia es preguntarte cómo ha recibido tu cuerpo cada uno de los platos que le has ofrecido. ¿Cómo ha reaccionado ante la ensalada, la paella, el pastel? ¿Cuáles te han satisfecho más o te han proporcionado mayor grado de bienestar? ¿Cuáles deseas volver a probar? Te ayudará a crear una relación nueva con la comida.