La pandemia ha afectado directamente en las actividades de la vida diaria, e incluso ha provocado que poblaciones enteras se aíslen dentro de sus hogares por varias semanas o meses. En sí este escenario representa un factor de riesgo para la salud ya que propicia la inactividad física y hábitos alimenticios poco saludables. Sólo con dos días de inactividad física se comienza a detectar atrofia muscular, que es la disminución de la masa muscular, y por otro lado el exceso de comida y de calorías propicia a un aumento en los depósitos de grasa en el cuerpo. Si bien actualmente nos encontramos sin cuarentena, los efectos del encierro prolongado pueden verse incluso reflejados hasta ahora.
Dentro de las poblaciones más afectadas por el aislamiento se encuentran los adultos mayores, ya que de por sí el envejecimiento provoca una disminución natural de la masa muscular y aumento de la masa grasa, fenómeno fisiológico normal se ve fuertemente potenciado por el encierro dentro del hogar. Estos cambios en la composición corporal están asociados a una serie de enfermedades crónicas propias del estilo de vida que incluyen enfermedades cardiovasculares (ECV), diabetes, osteoporosis, fragilidad, deterioro cognitivo y depresión. Además, ECV, diabetes, y la grasa corporal elevada se asocia a un mayor riesgo de infección por COVID-19 y una sintomatología más grave, lo que subraya la importancia de evitar el desarrollo de tales morbilidades. Por otro lado, la función muscular se ve alterada, aumentando el riesgo de caída y predisponiendo a consecuencias como fractura de cadera, y como consecuencia final pérdida o disminución de la independencia.
La OMS recomienda que adultos mayores deben acumular en la semana un mínimo de 150 y 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada, o bien un mínimo de 75 y 150 minutos de actividad física aeróbica de intensidad vigorosa, o bien una combinación de ambos. Además, se debe dejar atrás el pensamiento que los adultos mayores no pueden hacer fuerza, ya que ellos requieren de un entrenamiento de fortalecimiento muscular para poder mantener un cuerpo sano.
Por último, deben limitar el tiempo que dedican a actividades sedentarias. Si tienes dudas con el tipo de actividad física que pueden realizar, puedes consultar con profesionales del movimiento, como kinesiólogos o profesores de educación física especializados. No fragilizar a los adultos mayores, y ¡A moverse!
Referencia Bibliográfica
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