Nuestro organismo es capaz de estimular el apetito de diferentes maneras. Muchas veces ocurre que no presentamos hambre y de la nada, por ejemplo, al ver un alimento colorido nos da ganas de comerlo.
Es importante conocer los tipos de hambre que existen y de esta manera reconocer cuál es la que estamos sintiendo. Para poder entender si realmente se trata de un hambre real o está asociado a algún otro sentido o pensamiento.
- Hambre visual: El sentido de la vista es un potente estimulante del apetito. Por ejemplo, nos atraen las manzanas más rojas o unos arándanos morados que nos incitan a comerlos.
- Hambre por olores: El olfato estimula el centro del hambre y comienza a secretar saliva como por ejemplo con un pan recién salido del horno.
- Hambre de sabores: Es el deseo de la boca por experimentar placer. Este va variando según la persona en función de los hábitos de alimentación, cultura y preferencia de alimentos.
- Hambre de estómago: Es el hambre física cuando nos suena el estómago. Generando la necesidad de alimentarnos para saciar el malestar.
- Hambre celular: Es el hambre que experimentamos los seres vivos que nos conduce a buscar alimentos. Suele estar asociado a un déficit de nutrientes. Como cuando el cuerpo pide algún alimento cítrico.
- Hambre mental: Está basada en pensamientos como por ejemplo “me merezco un helado” “tengo que beber más agua”. Este tipo de hambre está condicionada por lo que leemos y escuchamos sobre la alimentación.
- Hambre del corazón: Apela a los sentimientos, recuerdos y emociones. Es importante analizar nuestros sentimientos y no dejarnos llevar por la autocompasión.
Todos los tipos de hambre se pueden dar en diferentes instancias, lo importante es saber reconocerlas para mantener una alimentación equilibrada.
¡Vuelve a conectar con tu cuerpo!
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