De forma consistente se ha encontrado una relación entre el sedentarismo y los trastornos depresivos. Se ha visto que la depresión puede llevar a disminuir la cantidad de ejercicio realizado, debido a la poca motivación y energía, y que esta reducción puede ser un factor de riesgo para la depresión. En el estudio realizado por Babak, de 11 casos evaluados, 8 demuestran que la depresión es un factor de riesgo para el desarrollo de estilos de vida sedentaria o una disminución de la actividad física. Un estudio longitudinal realizado por Harris, con 426 pacientes que se siguieron durante 10 años, se sugirió que una mayor actividad física se encuentra asociada con una disminución de la depresión concurrente. Parece ser que la actividad física es efectiva, especialmente en contextos médicos y estresores mayores durante la vida, en relación con los síntomas depresivos.
Mecanismos neurobiológicos
Si consideramos los trastornos depresivos, en parte, como un desequilibrio de los sistemas noradrénergicos, un tratamiento adecuado sería corregir este desbalance. Estudios en animales han indicado que el ejercicio puede aumentar no sólo las concentraciones de noradrenalina en ciertas áreas específicas del cerebro, sino activar la enzima tirosina hidroxilasa, encargada del mantenimiento de las cantidades de noradrenalina.
El efecto de la dopamina aún no se encuentra bien establecido; sin embargo, es posible sospechar de forma indirecta que se encuentra relacionado, por ejemplo, con los efectos adictivos que puede presentar la actividad física y la presencia de síntomas de abstinencia en los deportistas inactivos de alto rendimiento . Otro estudio en humanos demostró que el ejercicio incrementa las concentraciones basales de ácidos grasos libres y de triptófano libre, lo que podría aumentar la disponibilidad de serotonina, implicada en las hipótesis neurobiológicas de la depresión
De forma repetida se ha demostrado un importante desbalance del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA) en los pacientes sometidos a estrés crónico, ansiedad o depresión, con el consecuente aumento de las concentraciones de cortisol basal. En humanos se ha confirmado esta teoría de resistencia del eje HHA en sujetos que se encuentran entrenados físicamente.
Otra de la hipótesis que se propone es el rol de las endorfinas. Se sabe que la liberación de endorfinas en el torrente sanguíneo disminuye tanto el dolor como los efectos del sistema simpático de forma generalizada, efectos que ocurren después de una actividad física agotadora. Boecker y colaboradores demostraron, gracias a imágenes cerebrales (PET), un aumento de los opioides endógenos en áreas frontolímbicas en atletas de distancias largas, éxito que quieres alcanzar a bajar de peso
Como ven existe variada investigación al respecto aun cuando existe investigación que también informa datos no concluyentes, les dejo más información al respecto , recuerden el ejercicio es salud.