Hoy queremos tratar la relación que existe entre ansiedad y alimentación. La ansiedad es un estado emocional en el que la persona desarrolla sentimientos de angustia, inquietud y preocupación. Se trata de un trastorno que tiene síntomas mentales y que también puede dar lugar a síntomas físicos como pulsaciones elevadas, sudoración excesiva, tensión muscular, mareos, indigestión o cefaleas.
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¿Te ha pasado alguna vez que has tenido un mal día y sensación de alto estrés, llegas a casa cansado y agobiado, y como necesitas relajarte, vas a la cocina, abres el refrigerador y comienzas a comer lo que encuentras a tu paso de forma compulsiva y sin prestar atención a lo que comes?
En muchas ocasiones, la comida nos permite “anestesiar” las emociones incómodas en forma momentánea, pero no es un alivio real. Para evitar que aumente la gravedad de la ansiedad, lo más eficiente y sano consiste en identificar las causas que la provocan e intentar modificarlas. El tratamiento no sólo se engloba a nivel farmacológico, sino también psicológico y nutricional, mediante la adopción de hábitos de vida saludables.
COMO PREVENIR LA ANSIEDAD
- Saber diferenciar entre sensación de ansiedad y hambre.
- Llevar una dieta equilibrada, saludable y moderada, cumpliendo con las proporciones de los distintos nutrientes recomendados y evitando déficits en vitaminas y minerales.
- Respetar los horarios de las comidas. Es recomendable realizar entre 5 y 6 ingestas al día y procurar no saltarse ninguna.
- Planificar los menús de manera previa para poder preparar la comida con antelación.
- Evitar el “picoteo” estableciendo ingestas a media mañana y a media tarde de alimentos saciantes como una pieza de fruta rica en fibra.
- Comer en un ambiente tranquilo, preferiblemente acompañado y dedicando el tiempo que sea necesario.
- No dejar la fuente de comida en la mesa para evitar ingestas desproporcionadas e ir controlando la cantidad de comida que nos servimos. Ajustarse a la cantidad recomendada de cada alimento.
- Evitar el consumo de bebidas alcohólicas y estimulantes y evitar el consumo de tabaco.
- Dormir una media de 8 horas diarias para evitar la falta de sueño que afecta tanto física como mentalmente.
- Realizar ejercicio físico. Es una buena solución para canalizar la ansiedad. Ayuda a liberar energía acumulada, moviliza nuestro cuerpo y puede ser una actividad placentera que mejore nuestro estado de ánimo. Además, ayuda a disminuir la hormona llamada cortisol, conocida como la hormona del estrés y a liberar endorfinas, las cuales contrarrestan el efecto orgánico de la ansiedad.