Siempre se ha creído que tomar jugo natural de frutas es muy saludable y, en muchas ocasiones, hemos escuchado mencionar “Es un golpe vitamínico” o “No importa que el niño no coma fruta, porque siempre se toma un vasito de jugo”. Sin embargo, una fruta y un jugo natural no son equivalentes en términos nutricionales y tampoco en cuanto su comportamiento glicémico o impacto en los niveles de azúcar en sangre. Son muy diferentes y a continuación te explicaremos:
La diferencia se debe a que en un jugo, la fruta natural se exprime o tritura, transformando un alimento sólido en uno líquido y por tanto pierde la fibra que contiene esta fruta en su estado original. Este proceso hace que sea más fácil la digestión y absorción de sus azúcares, produciendo una rápida elevación de la glicemia. En cambio, una fruta entera, es un alimento sólido y conserva toda su fibra. En consecuencia, el paso de la fructosa al intestino es más lento y la glicemia no tiende a elevarse de manera agresiva. Generando finalmente mayor sensación de saciedad.
Es por esto que la fruta acompañada idealmente de un lácteo resulta una colación perfecta entregando de manera completa todos los nutrientes y manteniéndonos saciados hasta el siguiente tiempo de comida.